miércoles, 29 de abril de 2009

Frank The Nearness of You

Una pesadilla: miradas extrañas, cabezas desproporcionadas y risas. Frank se despierta, se ha dormido mientras escribía en la vieja máquina de crear historias; de tanto crear sueños se ha metido en uno. El vinilo que se dejó encendido reproduce ahora un sonido triste y amargo, el del final, todo final es triste y amargo. El sonido rebota sobre las ventanas de la oscura habitación, caen lágrimas en la fachada, en las ventanas de la habitación, ¿será por el final de la triste canción? El sonido del vinilo se hace más fuerte y estalla, rompiendo las ventanas en mil pedazos. Frank, desnudo, se levanta y vuelve a poner el vinilo en la Cara A, pista 1: The Nearness Of You, el sonido se esparce por el viento y sale a la calle, donde otras lágrimas caen en la oscuridad sobre un asfalto frío que se funde con el sabor del barrio, con el ir y venir de los coches, con las luces de los transportes de vidas, formando todo un precioso poema urbano.

Tu-tututu-turuturu, turututuru… Chanaaan-chananan-… Oh yeah piensa Frank. Oh yeah asomado en la ventana de su oscuro cuarto iluminado únicamente por la boca de su cigarrillo, el humo se eleva saliendo del edificio y llega hasta el cielo y empieza a formar nubes que traen de nuevo la lluvia, de nuevo el olor del asfalto mojado, de nuevo el sonido de los coches sobre el pavimento repleto de líquido que se mezcla en la cabeza de Frank con el sonido de su vinilo. Oh yeah, el sonido despierta a un vecino que empieza a silbar intercalando silbido y silbido por un trago de whiskey y un “acuéstate, ahora voy”, silbidos entre alcohol y mujeres, qué poético, Oh yeah… Palabras que se forman en el aire y desaparecen.

Una mujer abajo oye la música, sale de la protección que le brinda el paraguas negro de su acompañante y con su rojo vestido empieza a bailar descalza en la calle vacía de acompañantes, paraguas y coches, llena de lluvia y jazz. Baila, se mueve sin pensar, se guía por la música que los poros de su piel, de su suave y ahora mojada piel, absorben. Se mueve flotando, con movimientos suaves, proyectando una gigante sombra en la calle, sombra que se va fundiendo poco a poco con los edificios, con la noche, con la lluvia, con Frank, que mira desnudo desde la ventana a la chica del vestido rojo y piensa:

Oh yeah…






Riaño

martes, 28 de abril de 2009

Realmente no sé cómo empezar. Empezar por el principio me parece aburrido, además, todos sabemos cuál es el principio: sangre, llantos y un cordón umbilical cortado.

Así que empezaré por el medio. Tenía algo que me molestaba en mi interior. Cada vez era más pesado y me asfixiaba así que muy inteligentemente me fui al médico. El doctor me hizo una prueba aquí, y otra allá, con gran profesionalidad, pero no me encontró nada. Puede que sea algo de la mente, o del espíritu, o un estado transitorio emocional, o algo así me dijo. Le agradecí su falta de un diagnóstico claro y me marché.

Sin embargo, estos síntomas que formaban una enfermedad única, se repetía cada día, a veces en varios momentos, otros días en muchas ocasiones. Era algo que sigue siendo aún hoy, algo que aún está en mi interior. Es como una ausencia de algo, como un exceso de otra cosa, es una nausée que no me deja en paz, que me agobia y no me deja comportarme de forma normal, ni dormir tranquilo.

La nausée nos invade a todos, y últimamente sobre todo a mí. La nausée se apodera de mí cuando voy de fiesta y veo a todos esos jóvenes de mi generación drogados y borrachos, como yo pero más, bailando una apestosa música noche tras noche, semana tras semana.

La nausée es un hombre negro blanquecido sentado en la Gran Vía, con la mano en la cabeza, como si la mano supiese todos sus problemas y le consolara acariciándole la cabecita. Un negro blanquecido por su duro trabajo sin un duro en sus blanquecidos bolsillos de su blanquecido mono de trabajo.

La nausée es lo que respira esta sociedad, las grandes ciudades. Es la gente ignorando todo a su alrededor, ignorando una nube que se une a otra formando un puente entre un barrio y otro. Ignorando el sonido de un pájaro, de un niño llorar, de una mujer alta en altos tacones. Es el sumirse en los cascos para adecuar la realidad. Es el conjunto de valores estéticos deprimentes donde una voz fea y una guitarra poco usada se considera más hermoso que un tren entrando en el andén, obra del hombre, como un caballo veloz que nunca emitirá dos veces el mismo sonido. Es considerar al ruido, ruido porque así es considerado y no música, y no vida ni alma ni expresión ni irrepetible ni fugaz ni intenso ni fuerte ni maravilloso.

La nausée es peligrosa, tened cuidado, te puede atrapar de lleno, te puede asfixiar. A mí me asfixia, me sobrecoge, me hunde en la miseria cuando paseo al lado de un monumento a los caídos en una absurda guerra, monumento lleno de soldaditos con sus bracitos para poder agarrar su limpio fusil, con sus medallitas y su limpio traje en su torso unido a sus piernecitas que permiten al cuerpo andar al ritmo de la obediencia, como si en la guerra los soldados conservasen su integridad, como si en la guerra los cuerpos no se separasen de las piernas, como si los fusiles no se mezclasen de barro, sangre y lágrimas, como si el monumento recordarse una guerra limpia y fructífera. Pero viene el presidente de Francia hay que poner soldaditos y fusiles, hay que poner banderitas de España y del país galo, banderitas de rojo-amarillo-rojo, de liberté-égalité-fraternité.

La nausée es un gran enemigo. Hay momentos en los que uno no puede más y la nausée te hace estallar, hace estallar a los palestinos. No, no son bombas. Los palestinos sienten tanta nausée que estallan, estallan contra el mundo, contra Israel, contra ellos mismos, contra su vida. La nausée se les mete dentro y ellos no la pueden sacar y estallan, esa nausée que viene de sus familiares muertos, de la vida incierta, de su pasado destruido, de su casa destruida, de los gritos de soldados hacia su padre, de los gritos que te obligan a dejar lo único que llegaste a amar en la vida entre escombros, sangre y bombas del cielo a la tierra y de la tierra a Israel. Otros lanzan piedritas, cuando aún es pronto para estallar. Otros lloran y se quedan en un rincón, viejecitos, encogiditos, mientras la nausée les destroza por dentro, mientras tanques y excavadoras les destrozan por fuera.

La nausée también se canaliza de otras formas… Se canaliza golpeando a una mujer con la mano del anillo de casado, con un grito, con una manifestación, con un graffiti, con una canción. Se canaliza con un voto lleno de nausée, un voto podrido y encima lleno de nausée que elejirá a un presidente nauséeabundo que exportara odio y terror en forma de bombas a países lejanos.

Hay que canalizar la nausée. Bueno, “hay que” no. No me siento profesor, así que me limitaré a aconsejar. Uno puede, si así lo desea, antes de que la nausée le destruya, sacarla, poco a poco, y yo así lo hago, para que no me destruya por dentro, la nausée… Sacarla y darle forma, darle con fuego lento, darle con martillo y pinzas y luego echarla al agua, meterla en un molde, quitarle los restitos de mi yo que no quiero ver y meter los que quiero enseñar, y formar un cuadro/una canción/un videojuego/una película/un libro/una poesía/un consejo/una paz que se extienda al resto y les libere, por un momentito, de su nausée.



Riaño

Noche¿?

-¿Qué pasa…?- El alcohol le dijo al cerebro.
- No pasa nada. ¿Qué pasa? Es de noche, y el aire no es suficiente para airear mi absurda cabeza. Qué pasa… Pasa esto, pasa todo. Esto es esos dos pakistaníes, en noche en vela, con mercancía y sedientos, buscan vender para llevarse algo a la boca. Pasa eso, pasa que los policías se lo quitan, policías que no quieren que se lleven nada a la boca. En un lugar de fiesta, chicas en minifaldas, alcohol y drogas, música mala, lo que es un lugar de fiesta, vaya. Dos pakistaníes se intentan ganar la vida y la policía no les deja.

Qué pasa. No sé si les comprendo, pero seguro que los dos pakistaníes se preguntan por qué no pueden ganar dinero vendiendo en la calle, cuando no hacen mal. Por qué un policía les requisa su medio de vida. Por qué nadie les protege. Por qué vinieron a Madrid, por qué en un minuto se puede perder lo que se ha ganado en un día.

Qué pasa. Pasa que no sé pakistaní y les entiendo. Indignados y sin embargo con un tono calmado. Son fuertes, más que la mayoría. Les golpean y no lloran, y no gimen, y no se derrumban. Se quejan, se indignan, se preguntan, pero nadie les oye, no tienen voz, los pakistaníes sólo tienen miradas, y nadie quiere ver. Y sus miradas desvelan que mañana estarán allí otra vez, sus miradas son nobles, más nobles que el injusto castigo.

Qué pasa. ¿No ves lo qué pasa? Pasa todo. Pasa que pasan muchas cosas y a nadie le importa. Adiós.



Riaño

lunes, 27 de abril de 2009

Calles oscurecidas por Graffitis que claman reconocimiento y se superponen unos a otros con ira en el Barrio de las Letras.

Un mendigo, “joven, una moneda joven”.

Un joven mira a un mendigo.

Un mendigo, “gracias, joven, gracias”.

Joven, “no, gracias no. Yo tengo la culpa de tu malestar. Yo y sólo yo”.

Barrio de las Letras lleno de ira por los Graffitis que se superponen clamando reconocimiento en Calles oscurecidas por.



Riaño

Liberté?

LIBERTÉ?

Un día vi a un hombre libre,
o mejor dicho, un tipo algo más libre,

más libre que nosotros, pero no libre del todo,
que se hacía llamar filósofo.

Era un hombre de pelo graso,
de sucia cara y manos
y largas uñas que recordaban a un vampiro.

Era seudo libre, medio filósofo,
le di 60 céntimos y él me dio su filosofía.
Así debería de ser el mundo…

No era nada demasiado interesante,
no estaba contrastada ni era demasiado lógica,
pero su filosofía era suya
y no era algo que iba mendigando por ahí.

ÉL era libre, filósofo,
no mendigaba ideas por ahí.
¿Por qué no podemos ser así?
¿Por qué mendigamos ideas y miramos mal a los mendigos?




Riaño


jueves, 23 de abril de 2009

Le feu follet:

" La volonté individuelle est le mythe d'un autre âge ; une race usée par la civilisation
ne peut croire dans la volonté. Peut-être se réfugiera-t-elle dans la contrainte : les tyrannies montantes du communisme et du fascisme se promettent de flageller les drogués."

Pierre Drieu LA ROCHELLE

miércoles, 1 de abril de 2009

Tim Burton

Vincent - Tim Burton

http://www.youtube.com/watch?v=fxQcBKUPm8o

This short film explains the way of expresion of Tim Burton and how Edgar Allan Poe and VIcent Price made him do the kind of films he does. The shot film is itself like an Edgar Allan Poe, ends with the famous " Never more...", narrated by Vicent Price, how it used to be.