El recuerdo activa un repentino placer, el cerebro se dispersa y se concentra, las rodillas empiezan a moverse, las manos marcan el ritmo, chan chan chan, una ola ahoga cualquier otro sentimiento sumergiéndote en un torbenillo/frenesí, caes como de una cascada y el vertigo mata cualquier tristeza o cualquier otro recuerdo, mata y crea a la vez, ilusiona y llena de alegría, romance, relajación, excitación, chan chan chan, los ojos se cierran, el cuerpo permanece inmóvil excepto por esa sonrisita que se te marca en la cara, por los párpados que bailan, ya no eres tú, ni siquiera otro, no eres nada, tan sólo te mantienes ligado a éso, la adenalina se dispara y estallas por dentro en mil pedazos difundiendo una orquersta de emociones inumerables/vacías y a la vez que te llenan tanto, emociones emociones emociones, en el punto más alto, FUERZA.
Sólo el ser humano podría reaccionar así ante un estímulo acústico, ante el ruido de unos instrumentos. Éso y nada más.
Beethoven, la novena, segundo movimiento, éso.
Riaño
Sólo el ser humano podría reaccionar así ante un estímulo acústico, ante el ruido de unos instrumentos. Éso y nada más.
Beethoven, la novena, segundo movimiento, éso.
Riaño
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