Grandes edificios que se hunden en la tierra, rascainfiernos que alcanzan el infinito ergidos hacia el cielo, tocando las nubes. Alarmas y sensacionalismo, miedos y publicaciones poco rigurosas. Ideas que se hunden, necesidades que salen a flote, que salen como una erupción de un volcán, necesidades que nos dominan.
El hombre animal ya dejó de querer serlo, y siendo animal vive en la urbe creada por él, y es algo que no aguanto. Nuestros instintos son usados, nuestra naturaleza explotada y nuestros miedos controlados.
Así andaba un él, paseando, campanadas a lo lejos que anuncian sentencias de muerte. Así andaba alejado de todo y con la mirada puesta en lo que le rodeaba. Andaba hasta que cayó, como un animal más en un habitat que no es el suyo.
viernes, 5 de junio de 2009
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