jueves, 5 de noviembre de 2009

El cine que fracasa:



Hoy me terminé El Castillo de Kafka. Para aprovecharlo, decidí verme la adaptación de Haneke.

Empieza bien, tal y como narra el libro, con K. entrando en el albergue intentando conciliar el sueño ante esa extraña atmósfera en una aldea fría. Me gustó ciertas tomas, muy teatrales con largos plano secuencia de K. andando sobre la nieve, o simplemente esperando. Los actores cumplen e incluso los decorados y el vestuario sin ser nada del otro mundo, reproduce lo que almacenó tu cerebró al leer el libro.

Pero al hacer el guión, realmente cogieron el libro y recortaron. Y es que se repite las mismas partes exactas con los mismos diálogos, pero NUNCA consigue transportarte a esa atmósfera de desconcierto kafkiana, ni a esa angustia o injusticia. El único plano de un gran pasillo o un gran recorrido es casi al final, siendo un pasillo en el que ves el fin que le quita impacto. Y es que, en la mayoría de los casos, Haneke usa travelings laterales de K. mientras anda en la nieve que eliminan la filosofía de Kafka del gran camino agotador e interminable.

No hay angustia, no hay repugnancia en esa sociedad, los diálogos son calcados y hay puntos en los que ni se entiende si no te has leído el libro. La acción trascurre demasiado deprisa, no da a entender lo que sucede. Haneke quiso jugar a representar a Kafka en su honor y lo que hizo fue destruir su obra. Hubiera quedado bien si se tratase de teatro, pero en el cine, con los medios que se dispone, me parece una penosa adaptación que sólo coge la historia y elimina lo que la hace única.

Pensando en otras adaptaciones me viene a la mente el que mejor hace esta labor: Kubrick. Si bien es cierto que Kubrick también hace un guión en muchas ocasiones calcado respecto al libro, ÉL sí te mete de lleno en la atmósfera, el sí recrea los sentimientos que el libro representa e incluso los ensalza, como en The Clockwork Orange, creando una estética que e hace de la película algo más que una simple lectura de un libro.

Y es que el cine no es teatro. El cine tampoco puede ser simplemente la narración de una historia, algo así está condenado al fracaso, y no me refiero a un fracaso comercial. El libro dispone de hojas y hojas para volver a los mismos puntos, para ahogar, para marear, para repugnar. Una película tiene que logar éso en dos o tres horas, y El Castillo necesitaría más de una hora y tres cuartos que dura esta adaptación, seguro que necesitaría todavía más de lo normalmente establecido para un filme comercial, no se puede contar lo fundamental ni en tres horas.

El cine tiene que poner más en la imágen que en la historia, menos idas y venidas absurdas y más poder en cada escena, más impacto psicológico, más audiovisual y menos narrativo. El séptimo arte que dicen, no es sino un espejismo de lo que puede llegar a ser, un arte ahora que no es sino una ampliación del teatro con unos recursos demasiado literarios.

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