" ¿ Bajo qué forma fija el tiempo el cinematógrafo? Yo la definiría como una forma factual. El hecho puede ser un acontecimiento, un gesto, un objeto, que incluso puede mostrarse inmóvil, en el curso real del tiempo. Ahí es donde reside la especificidad del arte cinematográfico. Podríamos replicar que el tiempo también es fundamental en el arte musical. En efecto. Pero su principio es otro: la materialidad de la vida no aparece en él más que en el límite de su completa desaparición. La fuerza del cine, por el contrario, está en la relación necesaria e inseparable con la materia de la realidad que nos rodea a cada instante. El tiempo fijado en sus formas y sus manifestaciones factuales: esa es la idea básica del cine como arte, que deje entrever un potencial por explotar, un futuro impresionante. También es el fundamento a partir del que elaboro mis hipótesis de trabajo.
¿ Qué lleva a la gente al cine? ¿ Por qué entrar en una sala oscura en la que, durante dos horas, un juego de sombras se proyecta en una pantalla?¿ Una necesidad de distracción, una especie de droga? Por supuesto, hay en el mundo consorcios y multinacionales del entretenimiento que explotan el cine y la televisión como una forma más del espectáculo. Pero lo más importante no está ahí. Hay que partir del principio básico del cinematógrafo, que tiene que ver con la necesidad que experimenta el hombre de dominar y conocer el mundo.
Creo que la motivación principal de alguien que va al cine es la búsqueda del tiempo: del tiempo perdido, del tiempo olvidado, del tiempo que es preciso recuperar. Acude a él buscando una experiencia vital, porque el cine, como ningún otro arte, amplía, enriquece, concentra la experiencia humana. Más que enriquecida, su experencia se expande, se expande considerablemente. Ahí reside el verdadero poder del cine, y no en las estrellas, las aventuras o la distracción. Por esa razón, en el cine, el público es más un testigo que un espectador.
Entonces,¿ qué resulta esencial en el trabajo de un director? Esculpir en el tiempo. En efecto,
así como el escultor se apodera de un bloque de mármol y, consciente de la forma venidera, elimina todo lo que no le pertenece, el cineaste se enfrenta a un "bloque de tiempo", una enorme masa de acontecimientos procedentes de la existencia, elimina cuanto no le es necesario y conserva sólo aquello que se revelará como elemento de la imagen cinematográfica. Una operación de selección en realidad común a todas las artes. Se ha dicho que el cine es un arte de síntesis, forjado gracias a la interacción de diversas artes vecinas: el arte dramático, la literatura, la pintura, la música... En realidad,
esas diferentes artes, en su interacción, puede resultar desastrosas para el arte cinematográfico al reducirlo a una mezcla ecléctica, en el mejor de los casos a una pseudo-armonía que no deja entrever el alma del cine, que, bajo esas condiciones, se extingue. Debe quedar claro que si el cine es un arte, no lo es bajo la forma de una amalgama de artes vecinas."Andrei Tarkovski,
Les Temps scellé,
Cahiers du cinéma, 1989,
págs. 59-61